Cansados de las prácticas de contratación y de las arbitrariedades de la gerencia, los trabajadores del Centro Regional Frank D. Lanterman en el centro de Los Ángeles, votaron por margen de 113 a 5, el pasado 22 de marzo, por unirse a UE. Estos laborantes llevan a cabo servicios críticos para individuos en su recuperación de habilidades, proveen de servicios de trabajo social, y de apoyo a efecto de que los clientes puedan vivir normalmente en la comunidad. Ellos organizan el cuidado de pacientes y recuperación, hacen que individuos tengan una voz ante arbitrariedades y represalias contra el personal que tiene cuidad directo de los clientes.
Desde hace casi un año en que un nuevo director tomó el cargo, la empresa ha pasado de estar centrada en el cliente, a estar centrada en los números, tal y como lo han sentido muchos trabajadores. Existe una ley en California que determina que el máximo número de clientes por módulo es de 66, pero en Lanterman los trabajadores reportan promedios de 85 clientes, con algunos llegando a un número de 100.
Aunque los laborantes de Lanterman tienen beneficios generosos respecto a la salud, en el papel, últimamente la gerencia les ha solicitado a los trabajadores que notifiquen con anterioridad los sucesos de enfermedad. Se trata de una política que inconsistentemente se les ha comunicado a los trabajadores y que puede muy bien afectar sus aumentos de pago.
Hay además, múltiples reportes de cómo la administración ha mal tratado a los empleados, con críticas y reprimendas severas; varios han salido de la oficina llorando. En relación con esto, varios empleados escribieron una carta de seis páginas haciendo ver estas anomalías ante el director asociado, pero nunca recibieron respuesta.
Los trabajadores se dieron cuenta que debían organizarse a efecto de la administración tomara con seriedad sus planteamientos. Para ello contactaron con el organizador de campo Fernando Ramírez. En las reuniones informativas y de organización, fueron participando unas 50 personas del total de 200 laborantes. Ellos formaron un comité de organización y recogieron las firmas de sus compañeros de trabajo. “El comité realmente estaba comprometido” comentó el organizador de campo Sean Fulkerson, quien trabajó en la campaña.
A medida que los esfuerzos organizativos se llevaban a cabo, la administración pidió a los trabajadores una “segunda oportunidad”. Cuando se preguntó por lo que había pasado con la carta de las seis páginas, la directora señaló que no la había recibido. Cuando el comité organizador mostró la evidencia de que ella había recibido una nueva copia de la carta, vía correo electrónico, días antes de la reunión, se pudo constatar la hipocresía de la administración.
En el día de la votación, el comité organizador había recrutado 25 “capitanes de voto”, los que se aseguraron que los simpatizantes por formar la organización fuesen a votar a primera hora de ese día. La organización con UE ha cambiado el ambiente en la fábrica. “Cada uno de ellos me indica que están muy felices y se sentía muy fuertes; comenzaron a decirme que era la Dolores Huerta de este trabajo”, señala la trabajadora de Lanterman, Fátima Anda, en una reunión de la Región Occidental en marzo pasado, días después de la votación.
“La verdad, compañeros, quiero agradecerles a Ustedes que creyeron en nosotros, cuando nadie con anterioridad lo había hecho”. Dolores Huerta fue una co-fundadora, junto a César Chávez, del Sindicato Unido de Trabajadores Agrícolas.
“En todo este proceso la gente ha llegado a ser más y más militante, ellos han perdido el miedo que tenían”, indicó Marc Baca, uno de los trabajadores que originalmente contactó con UE. “Esta campaña esencialmente ha hecho recobrar nuestra hermandad, la que teníamos antes, el sentido de familia … es lo mejor que nunca nos había pasado en Lanterman”.
Además de Ramírez, trabajaron en la campaña la Representante Internacional Karen Hardin, y en la organización de campo: Lyndsey O´Day.